5.1.09

Mi regalo de Reyes

Este año había pensado pedirle a SS.MM. Reyes Magos de Oriente un iPhone.

Recortando gastos por lo que pueda pasar, había encontrado en consumismo simbólico de las Navidades la excusa perfecta para adquirir la última tecnología en comunicación.

Tener un iPhone significaría para mi sentirme identificada con otros profesionales 2.0 que viven “engagement” a estos dispositivos y a sus posibilidades de comunicación.

Por otro lado, estar “conectada” en cualquier momento y en cualquier lugar me permitiría participar de forma personal y completa en el nuevo paradigma 2.0. completando así mi formación.

Sin embargo me surge una duda: ¿Hasta qué punto me interesa estar enganchada a un dispositivo a todas las horas del día? ¿Renunciar a mi libertad por mi profesionalidad?
Atención: Twitter y otras redes sociales crean adicción. En mis investigaciones he podido observar gente que hasta en los momentos más íntimos son capaces de enviar un mensaje al mundo. ¿Por qué? ¿Es que es adictiva la comunicación? ¿El estar relacionados en todo momento? ¿Tal vez el cotilleo? ¿O el evitar el sentimiento de soledad? ¿Saber que hay alguien que nos escucha? ¿O es el sentirnos protagonistas de nuestra propia realidad lo que realmente crea adicción? ¿Sentimiento de pertenencia? ¿Mi vida me pertenece y yo pertenezco a un grupo? ¿Es una consecuencia de la R. I. y su velocidad?¿del consumo exprés?

Por lo que veo, creo que está claro: con tantas preguntas o me contestan los Reyes con otra carta llena de respuestas o me toca meterme de pleno en mi propia experiencia. Así que:

“Queridos Reyes Magos. Este año, como he sido tan buena, quiero un iPhone…”

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